Hoy he estado triste, y algo decepcionado.
Recibí la noticia temprano en la mañana que mi compadre había muerto, víctima de un atraco. La noticia fue confusa, pero clara en que había perdido la vida en manos de seres inescrupulosos.
Estoy triste porque era una buena persona, que siempre estaba pendiente de la familia y en esencia se trataba de alguien tranquilo, pero además colaborador y solidario. Una pena lamentable para todos nosotros, su familia más cercana, hijas y esposa, así como sus padres.
La tristeza es evidente, y la decepción, bueno, viene de varias fuentes:
Uno, al tomar una posición consciente y crítica, como muchos otros lo han hecho, sobre el cacareado "plan desarme" que promueve el Gobierno. ¡Gran vaina!. ¿qué malandro estaría dispuesto a dejar su instrumento de terror, control, poder y fuerza? ... claro que sería bueno que eso pasara, pero eso es producto de la fantasía o del delirio más utópico.
Dos, al sentir que los cuerpos policiales sólo están principalmente de adorno y que no se acomodan las bolas como debe ser para cercar y castigar ejemplarmente este tipo de "modus operandi", que hasta nombre le ponen pero no tienen el ingenio o el interés de acabar con el bendito "flagelo" de la delincuencia organizada. Zonas que se vuelven referencia de peligro a viva voz, pero huérfanas de la atención policial, quienes se convierten en alcahuetes del problema.
Tres, al saber que existen personas, incluyéndome entre ellas, que pueden conocer a alguien de comportamiento irregular y que somos incapaces de acusar por el temor de una represalia contra nosotros (bien justificada) pues pueden descargar su odio contra nuestros seres más queridos (además que no contamos con las pruebas, sino simplemente con testimonios o cuentos de otros).
Cuatro, que Dios, tomando como base que no ocurre NADA sin su consentimiento, permita que la vida de alguien termine abruptamente y con violencia, con la intención o el propósito de quién sabe qué, causando hondo pesar en las personas que son afectas a la víctima. Definitivamente los caminos de Dios pueden ser bien torcidos.
En fin, compadre, espero que Dios lo haya reclamado con urgencia para un tema de importancia y que nosotros en algún momento podamos comprender o aceptar "sus métodos" y no seamos tan "atrevidos" o volátiles para cuestionarlo.
Se le recuerda con cariño, y gracias por el tiempo compartido con nosotros.
Tristeza y decepción.
lunes, 3 de noviembre de 2014
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