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La actitud mental depende de lo que pensamos...

lunes, 6 de diciembre de 2010

Continuamos con los párrafos 3 y 4 que se encuentran relacionados:
3.- La actitud mental depende necesariamente de lo que pensamos. Por lo tanto, el secreto de todo poder, todo logro y toda posesión dependen de nuestra forma de pensar.
4.- Esto es verdad porque debemos "ser" antes de "hacer", y podemos "hacer" sólo hasta el punto en que "somos", y lo que "somos" depende de lo que "pensamos."
Como se puede deducir, muchísima información interesante en apenas dos pequeños párrafos.

Vamos a hacer este análisis desde el 4 hacia el 3.  Acá obtenemos una información valiosa: hacemos lo que somos.  Es decir, nuestra forma de comportarnos está dirigida por lo que somos.  Si somos personas íntegras, honestas y sinceras, nuestro comportamiento estará naturalmente orientado en esa dirección.  Si somos personas emprendedoras, amantes de los desafíos, actuaremos conforme a esa directiva.  Si nos identificamos como personas tímidas, incompetentes o torpes, por lo menos en alguna área en particular, tendremos resultados acordes a ese pensamiento... y lo veremos de una manera completamente natural por que ¡somos así!.

Es por eso que se usa muchas veces la metáfora que no podermos "pedirle peras al olmo", o "zapatero a tus zapatos", porque lo que somos se traduce en el resultado que producimos y/u obtenemos.  Y es por eso que las metáforas que se refieren a la siembra y la cosecha son tan ejemplares.

Las personas que disfrutan al ir al gimnasio, entienden que un poco de dolor y esfuerzo es lo que necesitan para obtener el placer y la satisfacción de un cuerpo sano y bien proporcionado; obtienen resultados conforme a su manera de pensar.  Aquellos que consideran que es un trauma tener que ir al gimnasio para poder perder algunos kilos o el agotador esfuerzo que implica levantar una barra una y otra vez hasta quedar exhaustos y con la lengua afuera y con el cuerpo adolorido por algunos días, son candidados a salirse en un momento o en otro.

Todo aquello que de alguna manera lleva emoción a las vidas de cada uno de nosotros, se convierte en combustible para hacernos actuar de una forma determinada.  Así, a los que les gusta la emoción de conquistar se sienten motivados a emprender "la cacería", los que quieren obtener algo para la familia o los hijos, se esfuerzan de una manera particular, y es su diálogo interno el que los mueve a realizar esas acciones, en otras palabras, sus pensamientos lo llevan a hacer... pero, aquí algo importante.

Cuando lo que se quiere cambiar es el "efecto", es decir, lo que se "hace", sin modificar la forma de pensar de modo que sea gratificante y/o estimulante, el cambio no será duradero.  Tarde o temprano caeremos de nuevo en el mismo comportamiento y hacer de antes.  Entonces, acá es cuando entra en funcionamiento el párrafo 3, lo que pensamos actúa en lo que hacemos, en cómo actuamos.  Por lo tanto, si queremos deliberadamente obtener un resultado en particular, debemos esforzarnos con intensidad en la calidad de nuestros pensamientos, en nuestro diálogo interno, en lo que entra en nuestra mentes... es decir, como lo mencioné en el post pasado, en la materia prima que utilizamos para formar nuestra ideas y pensamientos.

Esto tiene que ser una actividad intensa, puesto como se vió en el párrafo 2, nuestro pensamiento PREDOMINANTE, es el que hará el trabajo.

Hasta luego.

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