Aunque he tenido muchas ideas y cosas que comentar en este blog... no me he dado a la tarea de hacerlo... eso requiere tiempo para hacerlo bien, y hoy en día, en Venezuela, hay muchas formas de perder el tiempo, bueno, en realidad es prácticamente una sóla forma... haciendo colas... para cualquier cosa.
Cola para comprar algún producto básico que apareció en el mercado. Cola para comprar pan, para sacar dinero en efectivo del cajero automático, para poder hacer un retiro paupérrimo de efectivo desde una tanquilla bancaria, casi para cualquier cosa.
Mantener el optimismo y ser positivo en un ambiente tan tóxico y contaminado como el que experimenta Venezuela en estos días, requiere de una verdadera fortaleza interior que impida que todo ese veneno se cuele sutilmente o con brutalidad en nuestro sistema ocupándolo todo. A decir verdad, yo no he tenido esa fortaleza. Y es que cada vez que decido ponerme en pié, los golpes vuelven con una contundencia implacable.
¿Cómo revertir el veneno que ha entrado en mi sistema sumiéndome en la más profunda impotencia?
No obstante, por momentos, logro toparme con mi antiguo yo, optimista y despreocupado... pero frágil y huidizo.
Hasta mi mente se nubla y dejo de pensar con claridad. Mi yo más inteligente percibe un camino, pero no he podido dejarlo salir con libertad.
Pretendo que estas líneas tengan un efecto catártico para comenzar a transitar la senda del cambio que me vuelva a colocar donde quiero.
Seguiremos comentando.
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